domingo, 2 de agosto de 2015

¡Necesito unas buenas vacaciones!

A estas alturas del verano ya habréis dicho esta frase mil veces y la habréis oído otras mil por lo menos, esperando que el genio de la lámpara (o un buen jefe en su defecto) os transporte a un lugar dónde sean otros los que trabajan para complaceros a vosotros. 


Si estáis leyendo esto en vez de estar en  una playa con una buena caipirinha es por que vuestras súplicas todavía no han funcionado, pero tranquilos por que pronto vuestros deseos se harán realidad y las quejas al escuchar la maldita melodía de la alarma que os arranca de esos deseados sueños de verano se convertirán en sonrisas acompañadas de sugerentes pensamientos libres de cargas laborales.


No estoy aquí para hacer labores de sindicato pero sí para enseñaros con mucho recochineo mi última escapada a Ourense, Ciudad Termal. Tengo que decir que esta vez le saqué todo el rendimiento posible a sus aguas que tanta fama le dan a la ciudad y además tuve tiempo de empapar mi mente con un poco de cultura al respecto. Atraigo mis recuerdos con la ayuda de Yann Tiersen y su piano, que nos acompañarán a lo largo de esta ciber ruta del relax.


El primer punto de recarga de pilas al que fui se encuentra en el centro de la ciudad, justo debajo del casco histórico y siempre fue un lugar muy conocido por sus aguas curativas. Hace años no era más que una gran plaza con dos fuentes de las que salía agua a unos 60º, sin embargo, a partir de 2010 se amplió la zona aprovechando el manatial para construir una piscina en la que la gente se relaja tomando baños a 37º más o menos. Los que conozcáis la ciudad ya os habréis dado cuenta de que hablo de Las Burgas. 



                            


A la vez que se construía la piscina termal, también se creó el centro de interpretación para que todos los visitantes puedan ver las ruinas romanas y conocer la historia de estas aguas.




Una vez hecha la visita obligadisima a Las Burgas, tenemos que dejar el centro de la ciudad e ir hacia el río Miño. Una vez allí podremos visitar las Termas Da Chavasqueira que se encuentran a la mitad de un paseo de arena  y césped que recorre la orilla del río. Este complejo termal nos permite hacer uso de las termas públicas que están a la intemperie o bien podemos pagar 3 euros y disfrutar de las instalaciones interiores con personal a nuestro servicio.





Seguimos de ruta y no tenemos que ir muy lejos para encontrarnos con el siguiente punto termal. No es tan conocido como las termas pero es un lugar fantástico para relajarse viendo un atardecer como este:


Para llegar a este lugar llamado O Tinteiro solo hay que continuar el paseo de arena y césped desde A Chavasqueira, está a unos 5 minutos caminando.

Allí nos encontraremos una placita que hace las veces de mirador con suelo de madera casi metida en el rio, y en el medio de esta, una fuente de la que emana agua curativa. Es muy común encontrarse con gente embotellando el agua e incluso personas utilizándola allí mismo para sanar heridas en la piel. Al parecer es muy beneficiosa para la salud, aunque no es apta para consumir.



Después de llevarnos el famoso elixir en una botella podemos seguir con nuestra maravillosa ruta termal. No es necesario desviarse, solo tenemos que seguir la orilla del río y caminando caminando por un paseo muy bien acomodado llegaremos a Termas O Muiño.



Estas termas son externas, también en la orilla del río Miño y tienen una particularidad que no encontramos en los otros lugares: las termas de agua caliente y la charca de agua fría están separadas por un molino antiguo. 

En la dirección que vamos nos encontramos primero las de agua caliente, son tres charcas de diferentes temperaturas y es muy común que haya mucha gente bañándose incluso en pleno Julio.

 Al cruzar el antiguo molino nos encontramos una plaza con suelo de madera y piedra rodeando una charca de agua fría. Es genial para tomar el sol en verano disfrutando de las vistas. No suele haber mucha gente y la que hay es muy respetuosa. Todos los visitantes respetan el tiempo de relajación.




Si habéis seguido a rajatabla todo el recorrido será normal que os encontréis cansados así que os merecéis una recompensa, pero antes... ¡Un último esfuerzo! 

Solo hay que seguir la senda otros 5 o 6 minutos y ya vemos el cartel que tanto deseamos: Termas Outariz. Es un balneario Spa con todo tipo de lujos, desde piscinas con chorros hasta masajes con chocolate. Se compone de dos circuitos, el Zen y el Celta, uno de agua fría y su correspondiente compensatorio caliente. 

Dispone también de una sauna con vistas al río Miño y una cueva del silencio para meditar.

Desde que entramos allí todo es puro relax, el silencio, el olor a hierbas aromáticas, el sonido del agua... 






No os asustéis con eso del dinero, cuando hablamos de paz interior no se puede medir con billetes, aunque en este caso sí con monedas por que el precio es inferior a 5 euros por dos horas de infinita relajación. 

¿Relajados ya? ¿Quien vuelve ahora a casa haciendo el recorrido a la inversa?

¡Tranquilos! Ya sabía que después de estar todo el día caminando y absorbiendo paz no os iba a apetecer hacer el camino de vuelta, así que... ¡Que os lleve el simpático tren urbano! Os enseñará parte de la ciudad de Ourense y os dejará al lado de las Burgas, justo donde empezasteis. que suerte, ¿eh?

Inma