jueves, 21 de abril de 2016

Al rescate de una mesita

¿Cuando un mueble deja de ser útil? Si los gatos tienen siete vidas. ¿No puede también un mueble tener más de una? ¿Es más caro comprar un mueble nuevo o restaurar uno viejo? ¿Hace falta ser un experto para embellecer algo que no parece más que un trasto?  En esta entrada vamos a responder a esas preguntas que en algún momento os pueden ser útiles. ¡Esperamos serviros de ayuda!

La protagonista de hoy es esta mesita de noche que pasó por muchas manos con fatales consecuencias, como veis. No podemos ser exactas con la fecha de fabricación pero sabemos seguro que tiene como mínimo cuarenta años. La edad no perdona, sus años le pasaron factura sobre una de sus patas,  dejándola coja y condenándola al abandono.  A parte de esto, el peor desperfecto que tenía afectaba a la pintura que recubría la madera. Estaba desgastada, rayada, llena de pegatinas, restos de cola.... En fin, muchos daños juntos pero  nada que no se pudiese salvar.

Empezamos a arreglar las piezas que le faltaban.  Estas mesitas antiguas suelen llevar las patas coladas, nosotras le pusimos tornillos para que si algún día es necesario, se puedan desatornillar fácilmente para arreglarlas o cambiarlas por otras. Con el adorno que lleva arriba tampoco quisimos usar cola. Aprovechamos los dos apliques que tenía en buen estado para poner unos clavos y así fijar mejor la pieza.

El paso siguiente fue lijar para quitar la pintura anterior y dejar la superficie sin arañazos para poder pintarla bien.  Esto puede generar dudas pero no es nada difícil. Se puede hacer de forma manual o con una lijadora eléctrica para ahorrar esfuerzo y tiempo. Nosotras escogimos la segunda opción para las zonas amplias y luego con una lija más fina y a mano hicimos los bordes, el adorno y las patas.  El grosor de la lija puede ocasionar discusión así que os daremos un consejo de novatas: el número del grano es inverso al grosor de este. Es decir, la lija más dura es la del número 30,  se usa cuando se quiere eliminar una capa grande de madera. A partir de ese número todas las demás serán más suaves,  cuanto mayor sea el número, más delicada será la lija. En este caso, nos venía bien un grano 80, que es bastante fuerte para que la madera quedase limpia. Como los bordes tienen un biselado de pocos milímetros tuvimos que hacer esas partes con una lija de 100. Esto lleva un buen rato pero es imprescindible.
Lo ideal a la hora de lijar es hacerlo a favor de la beta pero en esta mesita no se veía así que no nos preocupamos mucho por que al final íbamos a pintar y no se iba a ver.


La parte que pudimos salvar fue el adorno. Queríamos conservar la esencia de lo que algún día fue, y decidimos que su color natural era la mejor forma de hacerlo. Así que esta parte si que necesitaba delicadeza a la hora de lijarla. Finalmente con un poco de paciencia quedó como queríamos.



Llega la hora de la verdad, pintar...
Escoger una buena pintura es muy importante ya que se supone que queremos un acabado bonito y duradero. Nosotras teníamos claro el color (blanco brillante) así que sólo nos quedaba escoger el tipo.  Para esta elección tuvimos en cuenta que la mesita iba a estar en interior. Elegimos un esmalte de la marca Bruguer que no amarillea (dato importante).


Con esto, una brocha para los bordes y un rodillo de esponja pequeño el trabajo fue pan comido. La mesita necesitó dos manos de pintura. Dejamos un día entre la primera y la segunda par que no quedase nada de humedad.  No todos los muebles necesitan esto, a veces llega con pintar sólo una vez.
A parte de la mesita, pintamos con barniz transparente el adorno para que proteja la madera.
Para esto escogimos el Titanlux de toda la vida.  Como ya dijimos antes, dejamos el color original con el dibujo pirograbado que conservaba desde hace más de 40 años.


Pues hecho todo esto, sólo quedaba escoger dos tiradores bonitos y colocarlos. Nos enamoraron estos de color oro y negro hechos en madera y acero.




La pregunta del millón es cuanto nos costó restaurar el mueble. En realidad muy poco. Mucho menos de lo que pagaríamos por una mesita hecha con una madera duradera. Hagamos la cuenta:
Lija: Alrededor de 5€
Esmalte blanco Bruguer 750ml (sobra la mitad): 12,50€
Barniz transparente Titanlux (se queda casi entero): 4,20€
2 tiradores de madera y acero: 8,10€
La suma total no llega a 30 euros. Y sobra material para hacer otra. Habrá mesitas más baratas pero no durarán 40 años y no serán tan personalizadas, así que nosotras lo tenemos claro, nos quedamos con el reciclaje. ¿Y vosotros?